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“Ahora, los científicos estudian poblaciones saludables de jaguares y pumas en áreas donde se extrae madera, antes eso parecía imposible”, señala un optimista Alfredo Rodríguez, Especialista en mercados de WWF Perú. “La promoción de buenas prácticas forestales se está extendiendo por la Amazonía peruana demostrando que el negocio y la conservación conviven, e incluso, generan valor agregado”, continúa.
Con más de 70 millones de hectáreas de bosques, el Perú es el segundo país en extensión forestal en la Amazonía. Por ello, no es de sorprender que durante décadas la informalidad de las actividades extractivas haya afectado a sus bosques y a los pueblos que lo habitan. Sin embargo, desde hace algunos años, la realidad viene cambiando rápidamente. Pueblos indígenas y empresarios en toda la Amazonía se han organizado y mejoran sus capacidades de la mano de WWF, adoptando buenas prácticas de extracción, traslado y procesamiento de la madera, y fortaleciendo sus nexos con el mercado internacional.
“La certificación consiste en garantizar que los distintos pasos del proceso de extracción y comercialización de recursos forestales cumplan altos estándares ambientales y sociales, esto abre un abanico de oportunidades para la conservación y los negocios en el bosque”, afirma Rodríguez.
Los pioneros fueron las comunidades indígenas shipibo de la cuenca del río Callería en Ucayali, quienes hace algunos años certificaron las primeras 35 000 ha de bosques comunales y que este año, con apoyo de WWF Holanda alcanzaron las 59 000 ha certificadas por el Consejo de Manejo Forestal (FSC, en inglés). Al sur, en Madre de Dios, una región caracterizada por su altísima diversidad biológica, la comunidad indígena Bélgica también viene manejando sosteniblemente 53000 ha de bosques con éxito.
Hoy, los empresarios forestales vienen siguiendo el buen ejemplo de los pueblos indígenas y empresas como las concesiones Pumaquiro, Catahua y Tahuari en Madre de Dios han certificado en conjunto más de 75 000 ha y avanzan decididamente hacia la consolidación de buenas prácticas de manejo forestal. De igual modo, en Loreto, la empresa “Green Gold Forestry” ha logrado la certificación de 35 000 hectáreas, además de la certificación de su aserradero, lo que garantiza el seguimiento (o “trazabilidad”) del proceso y transformación de la materia prima.
Desde inicios de 2008 WWF Perú, con apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), viene promoviendo una reforma integral del sector forestal nacional, que contribuya a detener la tala indiscriminada y el comercio ilegal de madera, evitando así la depredación de los frágiles ecosistemas amazónicos. En ese contexto, WWF ha colaborado con la certificación forestal de más de 500 000 ha de bosque en comunidades indígenas y concesiones forestales. Tan solo a inicios de este año se ha incrementado el área certificada en casi 25% (más de 150,000 ha).
Hoy, el reto está en asegurar que la certificación genere los incentivos suficientes que alienten estas buenas prácticas de aprovechamiento. Para ello, WWF Perú con el apoyo de la Fundación Citi y WWF Suiza, viene impulsando la incorporación de estos buenos operadores del bosque a la Red de Comercio Forestal (GFTN, en ingles), que permite establecer procesos de control y monitoreo, pero más importante aún, mantener la oferta forestal local estrechamente vinculada con diversos mercados que demandan productos de origen legal, proveniente de bosques bien manejados y con equidad en la relación comercial.