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LWR Y LA UARM presentan estudio “Las mujeres venezolanas en Perú: el reto de iniciar una nueva vida durante la pandemia”

Desde 2017 la migración venezolana ha encontrado en el Perú un espacio para forjar nuevas oportunidades para sí y sus familiares que quedaron en Venezuela. Aunque este proceso representa un reto para todas las personas, son las niñas y las mujeres quienes se ven expuestas a un mayor nivel de riesgos y abusos durante el trayecto del viaje y luego al sentar bases en el país de acogida. La pandemia de la COVID-19 ha representado un mayor nivel de complejidad.

Para entender mejor los retos y realidades que viven día a día las mujeres venezolanas en el Perú, Lutheran World Relief (LWR) auspició el estudio Mujeres venezolanas en Lima: Integración laboral, trabajo de cuidado y salud mental en el contexto de la COVID-19 que fuera realizado por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). Durante el mes de abril, Isabel Berganza, Vicerrectora Académica de la UARM, presentó los resultados a las organizaciones humanitarias que conforman el Grupo de Trabajo con Refugiados y Migrantes (GTRM) en Perú y a través de la Plataforma virtual VenInformado, en el cual se contó con la participación especial de Susana Chávez, directora de la ONG PromSex, y Rocío Valverde, socióloga y magister en Salud Pública e investigadora social en salud, quienes brindaron sus aportes y apreciaciones al estudio y a la realidad que viven las mujeres en el Perú.

Perú ocupa el puesto 62 de 156 países en el índice global de la brecha de género elaborado por el Foro Económico Global, y baja al puesto 109 cuando se consideran únicamente las oportunidades y participación económica. Las mujeres cobran el 63 % de lo que ganan los hombres, y cargan con mayor peso de la responsabilidad del cuidado de los hijos y el hogar.

A nivel laboral, las mujeres se desempeñan mayormente en áreas relacionadas con el sector de servicios (comercio, emprendimientos de alimentos, restaurantes, trabajo administrativo o call center); trabajando en promedio entre 41 y 50 horas a la semana, ganando menos de 1500 soles al mes.

La mayoría de las veces carecen de contratos, lo que las pone en situación de vulnerabilidad económica y de resguardo de sus derechos. El impacto económico de la pandemia hizo que muchos de los locales en los que trabajan tuvieran que cerrar sus puertas, por lo que algunas decidieron emprender para tener un mayor control de sus ingresos y equilibrar los cuidados del hogar y de sus hijos.

  • “He estado trabajando, tenía mi trabajo fijo. Pero una vez que empezamos con la pandemia, le tocó cerrar el local y entonces no pudimos seguir trabajando, quedamos muchos desempleados y, bueno, me tocó emprender poco a poco. Estuve aproximadamente como unos cuatro meses sin trabajar en nada, porque no sabía qué hacer y estaba como perdida” (Mujer 4)

Otro de los retos que han tenido que enfrentar es la xenofobia, el rechazo de sus compañeros de trabajo y el alto nivel de presión emocional por toda la carga que llevan, lo que les genera depresión, pérdida de autoconfianza, sensación de soledad e incluso dificultades para conciliar el sueño; por lo que tejen redes de soporte conformados por familiares o amigas que se ayudan para lidiar con todas las responsabilidades.

  • Por lo menos la niña que ya tiene 8 años, ella me reclama que por qué no paso más tiempo con ellos, que por qué trabajo mucho y pues a veces, no todo el tiempo me alcanza el dinero, ya que ellos dependen solamente de mí, no cuentan con la ayuda del papá. A veces me reclama también porque no comparto mucho con ella, yo no voy mucho al parque con ellos, debido a que algunos domingos, que es el día que descanso, ni siquiera descanso, sino lo dedico para hacer cosas en el hogar o hacer trabajos extras, para ganar un poco más de dinero(Mujer 6).

A pesar de las dificultades y los retos que ha significado la migración, la pandemia y la adaptación al país de acogida, a las mujeres venezolanas las caracteriza su alto nivel de resiliencia, son positivas, luchadoras, con deseo de superación y constancia hasta lograr las metas. Sienten que la situación está mejorando, por lo que apuestan a un futuro más prometedor.